.


Miss Birth


"Miss Birth" en principio, era un único microrrelato. Luego vinieron otros dos. Pero, tras remodelar el blog, he decidido agrupar los tres en esta entrada. Los encabezo con la fecha de publicación, eliminando las notas que escribí (en su día) al final de las entradas, excepto la del tercer y último micro (la única importante, que desvela el meollo de la cuestión). Sin extenderme más, os dejo con "Miss Birth".


. 5/12/11 .

Me gustaba dormir con el burbujeo de una emisora rota de interferencias. Anoche habló el Papa y me quedé estupefacto. Dejé la radio encendida hasta que el locutor me deseó buenas noches y yo seguí quieto en la cama. ¿Y si la despierto y se lo cuento? Me preguntaba dando vueltas a las palabras del Pontífice. Acerqué mi narizota hasta su cuello frío y respiré el aroma a polvos de talco que aún conservaba. Duerme por fin, pero... si supiera lo que he escuchado, me repetía. No quería causar más dolor, sin embargo necesitaba estallar y gritárselo aunque fuera a la luna. Las yemas de mis dedos rozaron la cicatriz por debajo de su vientre, ella se encogió sujetándose las rodillas contra el pecho y ya no pude callar más: Birth... ¿Sabes lo que ha dicho el Papa? Que no existe el Limbo. Esperé un momento para seguir hablando pero enseguida la oí llorar.


. 27/12/11 .

Anoche cometí un error. No debí encender esa maldita radio. Caí en la cuenta al oírla llorar a oscuras, escondiendo sus sollozos entres nuestras sábanas. Saboreo ahora un café, amargo como los pasos descalzos de Birth por la moqueta. Camina con mi camisa a cuestas, muslos desnudos , mirada perdida. Siento lo de anoche, digo absorto en mi café. Birth interrumpe sus pasos de baile y se desploma sobre una butaca. Deja salir un suspiro ahogado de su garganta. Me hiciste cosquillas, dice, y se recoge las rodillas con los brazos. En la cicatriz. En mi cicatriz. Me mira con los ojos empañados de furia y dolor. Birth nunca se enfadaba. Por eso ahora me resultaba casi destructivo mirarla. Entonces se levanta, y posa sus diminutos pies en la moqueta de nuevo, avanza hacia mí y me susurra: Nunca, NUNCA hagas cosquillas a un dragón que duerme. Abro la boca para hablar, pero Birth ya se ha ido.

. 20/01/12 .

A traspiés, entré en la habitación. Y allí estaba ella, hecha jirones. Tirada sobre un puñado de fríos azulejos. Su cara mantenía una expresión inerte y tenía los ojos hinchados, como si alguien la hubiera apaleado. ¿Y no era así? ¿No la habían apaleado las palabras? Recordé entonces lo que la había llamado el niño de los Green: “Miss Birth”; dijo que se lo había oído a su padre. Rodé a su lado. Le mataré, murmuré furioso. Le mataré por ti, cariño. No seas tonto, sollozó. No es eso lo que me preocupa, por mí los Green se pueden ir al cuerno… Pero eso… Eso que dijo el Papa… Eso de que el Limbo… No existe, tembló. ¿Y si es cierto? ¿Dónde estará nuestro hijo si eso es cierto? Oh, Birth. Mi pobre Birth. La abracé, tan fuerte que crujieron sus costillas. Y entonces dí con la respuesta, que se enfrascaba a su vez en otra pregunta: ¿Recuerdas cuando el doctor dijo que el bebé debía tener algún problema que le habría impedido sobrevivir por sí solo? Birth sonrió, claro que lo recordaba, qué cosas digo a veces... Como también recordaba con que furia espeté: "Mi hijo, Doctor, esté donde esté, es perfecto".


~Miss Birth, en inglés, suena igual que 'misbirth' que en español significa “aborto”.