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Amar es "rama"

Amar al revés es “rama”. Esto no significa una puta mierda, la verdad, pero pensé que era así como empiezan todos los relatos de amor, diciendo que “te dejo” a la inversa es “jódete”, que amor es Roma y demás chorradas. Aunque ahora que le doy una vuelta de 180, quizás “rama” sí que sea una buena forma de comenzar. Porque las ramas sujetan, se te enganchan en la ropa y no te dejan continuar hasta que giras sobre tus talones y te desenganchas. Como los yonkis. Esos también saben de dejar muchas cosas atrás.... Yo también debería saber dejarte atrás porque, verás, estoy enamorada de ti. Que tú no lo estás, ya lo sé.

Que sólo eres una jodida rama que estaba en la esquina equivocada de la calle Desencanto, donde el viento sopló y te enredó en mi falda; ya lo sé. Pongamos que hablo de desamor. De anti-París, de intercambio de vómitos, de trueque de arañazos de follar por heridas al apretar los puños, de excrementos en la boca y de frambuesa en el culo, de estar a dos centímetros y sentirte a dos millones de años, de que me consumes y no dejas ni la cáscara. Pongamos que hablo de la peor experiencia, de la peor palabra, del peor sentimiento, del peor hecho, del peor argumento, de la peor batalla perdida, del peor término del diccionario antes de que descubrieran a los “amigovios”.

Peor que Falete haciendo el pino vestido de flamenca. Peor que Lady Gaga de filete. Peor que el pequeño Nicolás. Peor que el brócoli. Peor que el baile de los gorilas de Maria Isabel. Peor que andar descalzo y empotrar el meñique contra un mueble que antes no estaba ahí. Peor que que te digan “quedamos en Plaza” y allí no aparezca ni Dios. Peor que la Caída del Imperio Romano. Peor que Torrente uno, dos, tres, cuatro y cinco. Peor que la rima fácil. Peor que el alumno que pregunta si esto lleva tilde, aquello hache intercalada y “por favor, vaya usted más despacio”. Peor que esperar a Godot. Peor que ser actor frustrado dentro del cuerpo de un contable. Peor que escribir una tesis en Comic Sans. Peor que tener miedo a freír huevos fritos. Peor que el vecino colgando un cuadro a las tres de la mañana. Peor que mirarte al espejo mientras lloras. Peor que los pinchazos que me atraviesan el pecho al respirarte. Peor que la vida. Peor que la muerte. Una bala duele menos. Puto viento. Puta rama. Puta falda. Puto momento. Ojalá no te hubiera conocido. Coño, al final vaya mierda de carta te he escrito. Y por desgracia, va con todo mi amor.



 Microrrelato para el concurso #historiasdeamor